Detras de cada pensamiento, cada palabra, cada emocion... hay un momento y una historia para contar. Desde mi pluma, quiero compartir contigo,cada hilo rojo que me une a ti... Todos los momentos son únicos, como única es la vida y las plumas que la escriben....

domingo, 20 de marzo de 2016

Hay ausencias que llenan los vacios.


Cuando perdemos un ser querido, sentimos un dolor tan grande e inmenso, que nuestra única realidad en ese momento, es creer que esa sensación nunca pasará. Sentimos su ausencia en cada acontecimiento. Nos aferramos al silencio para no olvidar su voz, llenamos nuestra mente con su imagen intentando reproducir cada sonrisa, llevamos nuestra inhalacion al encuentro de su perfume, sentimos la necesidad insostenible de volver a sentir la suave caricia o el reconfortante abrazo de más de 6 segundos. Y todo esto, cuando perdura en el tiempo más de lo debido, nos va dejando un gran vacio. Son esas ausencias que siguen desgarrando el alma pasen los años que pasen. Son esos duelos que van acompañados de esa infinita sombra, y vivamos lo que vivamos siempre será de color gris. Es esa huella que siempre pisa en el mismo surco.
  Yo he vivido ausencias de seres queridos, pero dos de ellos son los que marcaron en mí, el sentido de la vida y la muerte. Dos de ellos fueron los me hicieron sentir el duelo mas desgarrador. Pero quise vivirlo. Desde dentro, desde mis profundidades, desde lo más recóndito de mi ser. Y ahi, en esa caverna oscura y fría, en ese lugar donde senti que no podia ahondar más... empece a buscar los distintos tonos de grises, esos matices donde el blanco empieza a tomar partido. Y en lugar de ocupar mi mente buscando una sonrisa congelada, la senti en mi alma, le dí movimiento y sonido. Y entonces, ya no queria retenerla en mi cabeza, ahora reia con ella, porque me di cuenta que sus voces y sus risas estaban atesorados en mis timpanos.
Y entonces, cerre los ojos, me abrace y ocurrió.... senti el abrazo de más de 6 segundo, note la caricia e incluso el beso posado en mi mejilla, y comprendí que mi persona formaba parte de sus personas, aquellos abrazos estaban impresos en la memoria de mi piel. Y respire, y recibi el mayor de los aromas, la esencia de sus almas. 
Y en aquel momento, me di cuenta, de que esas ausencias que en un momento de mi vida me llevaron a la cueva, dejaron ese vacio  tan necesario, para volverlo a colmar de un legado de enseñanzas, experiencias, conocimiento y gratitud por todo lo vivido y lo compartido.  Cuando siento la necesidad de sentirlos, simplemente me siento a mi misma, porque yo formo parte de ellos, al igual que ellos forman parte de mi...

Por eso soy afortunada de tener ausencias, que siguen llenando mi vida de Amor. Y tu, ¿sientes tus ausencias bajo la cueva o sobre el arco iris? 

Mar Garnica.

viernes, 18 de marzo de 2016

Pasos que vienen y van

Pasos que nos llevan y nos traen... Que nos ponen en acción y nos mueven hacia nuestro destino, nos encuentran con personas o simplemente nos hacen andar hacia algún lugar...  Pasos que en algún momento se detienen para ver pasar la vida, para que la vida los vea o solo para descansar...  Pasos que van y vienen, miradas que se cruzan, personas que se encuentran... 
Vidas, momentos, caminos.....


Feria de la Purísima, calle de máxima afluencia, tres días tan intensos de trabajo, que ni levantaba la vista de las caras de los niños a los que maquillaba, Y al terminar el último día, me siento y comienzo a observar. Veo personas que van y vienen cruzándose con otras, sin ni siquiera verse. Observo sus miradas, como hablan, como se acompañan o como caminan sin más, hacia quien sabe donde, y me topo con esta imagen. 
Una señora inmóvil, con su cesto lleno de ramitos de la buena suerte, esperando que alguien la vea. Sin interceder, sin presentarse, sin ofrecerse... simplemente está.
Con suerte, alguien levantara su mirada y la detendrá en ella, y quizás se acerque y le compre su ramito, pero mientras tanto, ella sigue esperando a ser vista.... 

No nos vemos, porque aunque nos miremos, no nos reconocemos.
No nos escuchamos, porque aunque nos hablemos, no nos entendemos.. 
No nos tocamos, porque aunque nos abracemos, no nos sentimos...

Estamos tan absortos en nuestra jungla particular, que no tenemos en cuenta que también vivimos en la jungla del otro. Todos somos espejos y solo me podré conocer a través de ti, y tú a través de mi. 

Por eso te pido, a ti... Mi familar, mi amiga, la señora que me vende el pan, el señor que esta cada mañana esperando el autobús, la chica joven que me cruzo al pasar el semáforo, mi vecina del tercero... A ti, te pido y te agradezco que te dejes ver, que te dejes escuchar, que te dejes tocar... Por que a través de ti, me puedo reconocer, entender y sentir.... 
  
Detenernos a observar es toda una aventura, 
que nos puede llevar al gran tesoro. 
Y dejarnos ver, es un acto de generosidad digno de admirar. 

¿Nos detenemos juntos y nos mostramos?

Mar Garnica.
  


miércoles, 16 de marzo de 2016

El miedo es el ruido de los débiles

  "El miedo es el ruido de los débiles". Hoy he escuchado esta frase y a primer momento me ha parecido  muy sentenciosa. ¿Solo los débiles sienten miedo? ¿Todos los que sienten miedo son débiles? Yo no me considero débil y sin embargo, en muchas ocasiones lo he sentido, miedo a sufrir, miedo a equivocarme, miedo a tomar decisiones...  Y ha sido justo después de "sentir" en qué momentos o situaciones he tenido miedo, que me he dado cuenta de la energía que generaba. En esos momentos se me movía una energía de baja vibración, con lo cual, me quedaba expuesta y débil a cualquier respuesta o acontecimiento, sin opción a enfrentarlo o superarlo. 
  Es cierto que todos en cualquier momento podemos experimentar el miedo, es una emoción  primaria. De hecho, es una emoción que en muchos momentos nos ayuda, ya que es un mecanismo de supervivencia y defensa. Pero, ¿Donde esta la fina linea entre el miedo real y el miedo ilusorio?
  El miedo nos muestra nuestra parte mas vulnerable, y eso en mi opinión, es tremendamente positivo. Si conoces tus debilidades, podrás trabajarlas y convertirlas en virtudes. Pero ¿que pasa si nos quedamos en esa angustia? Cuando hacemos o dejamos de hacer por miedo, perdemos la conexion con nuestra esencia. Vivimos desde un nivel energético muy bajo, exponiéndonos a dejar entrar otras emociones de energía densa, como la rabia, la tristeza, la envidia, etc. 
   Por eso, vivir en un miedo constante, paraliza, debilita, nos hace ser pequeñitos e indefensos.
  ¿Que hacemos si nos llega una emoción de estas? 
La sentimos, la respiramos, la aceptamos, pero siendo conscientes de ello, sin dejar que esa emoción nos domine, sino, dándole su momento y su espacio en nosotros. Y entonces la vivimos, porque forma parte de nuestro crecimiento, y observamos porque ha llegado y que nos quiere mostrar. Y cuando la llevamos a lo mas profundo de nosotros, entonces, y solo entonces, podremos dejarla marchar... 
   Hay que tener mucha fuerza para llevar al miedo y a sus emociones amigas, a nuestras profundidades.... Porque a veces es más fácil seguir en nuestra zona de confort, refugiarnos en el miedo a.... y ser débiles a enfrentarnos a la responsabilidad de nuestro propio camino...
   Por eso, vivir en el miedo es el ruido de los débiles, pero.... VIVIR el miedo es la melodía de los fuertes.

Y tu ¿has dejado de VIVIR algo por miedo?

Mar Garnica
  
  

martes, 15 de marzo de 2016

Hibernar en primavera


Estoy en ese momento, en el que necesito seguir dentro de la cueva. Aunque sigo mirando fuera y observando la andadura a caminar, me apetece estar refugiada. 
Supongo que el que no haya hecho un invierno "como Dios manda" ( o eso diría mi abuela), me tiene en desequilibrio. Ahora día de invierno, ahora primaveral, volvemos a la cueva y ahora nos activamos. Desde luego, al igual que las flores que no saben en que momento deben florecer, nosotros ni hemos hibernado como debiéramos, ni tenemos fuerzas para activarnos.
  Toda esta necesidad de cobijo, me trae a la mente a la Diosa Hécate, la Diosa oscura. La señora del invierno, de la luna nueva y del inframundo. Ella y su energia nos ayuda a interiorizar, hacer revision de lo que debemos desechar y destruir. 
Y mientras conecto con ella, aparece acompañada de mi amigo el Hermitaño, arcano numero 9 del tarot. Representante de la soledad, la reflexion... 
  Ahi estoy... con el farolillo del hermitaño rebuscando a mi otra Yo, haciendo introspeccion, y en la medida en que mis energias internas se conjuntan con las externas, intentando cobijarme, para retomar fuerzas y florecer en primavera con mis alas de colores bien extendidas.

  ¿Como llevas tu cobijo invernal?

Mar Garnica.