Yo he vivido ausencias de seres queridos, pero dos de ellos son los que marcaron en mí, el sentido de la vida y la muerte. Dos de ellos fueron los me hicieron sentir el duelo mas desgarrador. Pero quise vivirlo. Desde dentro, desde mis profundidades, desde lo más recóndito de mi ser. Y ahi, en esa caverna oscura y fría, en ese lugar donde senti que no podia ahondar más... empece a buscar los distintos tonos de grises, esos matices donde el blanco empieza a tomar partido. Y en lugar de ocupar mi mente buscando una sonrisa congelada, la senti en mi alma, le dí movimiento y sonido. Y entonces, ya no queria retenerla en mi cabeza, ahora reia con ella, porque me di cuenta que sus voces y sus risas estaban atesorados en mis timpanos.
Y entonces, cerre los ojos, me abrace y ocurrió.... senti el abrazo de más de 6 segundo, note la caricia e incluso el beso posado en mi mejilla, y comprendí que mi persona formaba parte de sus personas, aquellos abrazos estaban impresos en la memoria de mi piel. Y respire, y recibi el mayor de los aromas, la esencia de sus almas.
Y en aquel momento, me di cuenta, de que esas ausencias que en un momento de mi vida me llevaron a la cueva, dejaron ese vacio tan necesario, para volverlo a colmar de un legado de enseñanzas, experiencias, conocimiento y gratitud por todo lo vivido y lo compartido. Cuando siento la necesidad de sentirlos, simplemente me siento a mi misma, porque yo formo parte de ellos, al igual que ellos forman parte de mi...
Por eso soy afortunada de tener ausencias, que siguen llenando mi vida de Amor. Y tu, ¿sientes tus ausencias bajo la cueva o sobre el arco iris?
Mar Garnica.


